¡Que no se meta la Iglesia!

julio 23, 2018

/// «La iglesia no debería meterse en política. Que atienda sus rezos y las cosas espirituales». ¿Te hace cortocircuito? Seguro que no. A lo mejor tu también piensas igual, o lo has escuchado. Sobretodo cuando la prensa o el pueblo cita al cardenal, refiriéndose a asuntos con impacto político, hasta temas de interés social. Debe ser difícil ser «representante de Dios» en una comunidad, ¿cierto?. Pero más difícil que eso, es tener la responsabilidad de hablar a favor de la verdad, la minoría y los buenos valores, aunque eso no te convierta en alguien «cool».

No queremos autoridad.

Hubo una época en que la Iglesia era la cuna de todos los avances que afectaban la sociedad. Los aportes de vanguardia de diversas áreas del arte, la ciencia y la cultura, nacían en la Iglesia Católica. Se puede mencionar la música, medicina, educación, investigación, política, literatura y en segundos vienen a la mente un sin número de hombres y mujeres que desde su fe, marcaron la historia.

Lamentablemente, gran parte de la sociedad actual, ante la mención de «La Iglesia», piensa en palabras como retrógrado, anticuado, reprensión, conservadurismo y otras parecidas. La raíz de este cambio de perspectiva no es sólo culpa de los no creyentes, sino de un papel que han decidido jugar muchos hijos de la iglesia, en contra de su verdadero llamado. Esto ha dañado mucho.

Desde hace varios siglos en todo el mundo se ha tomado gran conciencia de los derechos del ser humano. Se ha insistido con mucho énfasis en el carácter absoluto y universal de los derechos de los hombres. Pero peligrosamente se ha roto la relación que existe entre los derechos de las personas y sus obligaciones. La gente entiende que vivir en un mundo sin autoridad, es mejor.

Esta insistencia absoluta en los derechos individuales sin visión colectiva, ha hecho que casi nadie hable de los deberes universales que tenemos. La iglesia es de las pocas instituciones, si no es la única, que insiste en preservar y recordar tanto nuestros derechos como nuestros deberes. Y en un mundo que no quiere ver ni escuchar, la iglesia se convierte en el niño molestoso, de los que te decían que hicieras la tarea y que te portaras bien.

Si las religiones son tan buenas…

Sin ánimos de generalizar, muchas personas no sienten que la Iglesia Católica u otras religiones tenga calidad moral para corregirles y mostrarles que está bien o no. Esto surge a raíz de los errores que han cometido algunos sujetos en los dos milenios de historia que tiene la institución.

El problema está en castigar la institución, en vez del pecado. Así que la gente se apega a las preguntas clásicas. Aquí algunos ejemplos con respuestas:

1.«Si las religiones son buenas… ¿por qué han iniciado tantas guerras?»

Si bien es cierto que algunas religiones han sido responsables de algunas guerras, no todas lo han hecho. Esta declaración también supone que todas las guerras son malas. Esto no es cierto. A veces, si crees en algo con todo tu corazón, debes luchar por ello. Esto es algo bueno, si significa la defensa de su vida y sus derechos. Por ejemplo, no creo que muchas personas argumentan que fue un error de la Liga Santa, una coalición de estados marítimos católicos del siglo 16, ir a la guerra contra el Imperio otomano en la batalla de Lepanto, para preservar la existencia misma del cristianismo en el mediterráneo. El catolicismo, por su parte, tiene una teoría muy antigua de la guerra justa, que establece cuando ir a la guerra es una empresa legítima. ¿Se han regido los católicos siempre de eso? Por supuesto que no. Pero eso no es culpa de la religión, es el resultado del pecado.

2.«¿Por qué construye tantas iglesias, con tantos lujos, pero no alimentan a los pobres?».

No es así. Por lo menos, el catolicismo no es así. Hemos logrado hacer ambas cosas durante varios cientos de años. La Iglesia Católica es la mayor organización de caridad en el mundo. Desafío a cualquiera a encontrar una organización que haga más por los pobres que la iglesia Católica.

La construcción de enormes iglesias no es algo malo. Enormes congregaciones necesitan enormes iglesias. Además, la anchura y la altura de las grandes catedrales y basílicas católicas tienen el propósito de reflejar lo que creemos acerca de las liturgias que se celebran dentro de ellas. La Misa en particular, es el punto de encuentro entre los fieles sobre la tierra y los santos en el cielo. La Misa es, de hecho, el cielo en la tierra. Como nuestros edificios son fundamentalmente para la celebración de la Misa, deben reflejar la gloria y el esplendor de la liturgia celestial. Se elevan a los cielos para cumplir con los ángeles y los santos en la adoración perpetua del Cordero.

Así que, sí, algunas de nuestras iglesias son enormes… pero muchas otras no lo son. Algunas de las iglesias católicas más bellas del mundo son en realidad pequeñas capillas, escondidas en lugares remotos, donde las comunidades dan de su pobreza, para que puedan tener un lugar propio para adorar y orar. La religión no tiene que ver con «la construcción de enormes iglesias», se trata de glorificar a Dios, como y donde le sea posible.

3. Otra muy usada es «Ellos no pueden resolver sus problemas, por lo que sólo lo enmascaran sin darse cuenta que hacen como si rociaran el perfume en un ataúd».

De nuevo, esto nos recuerda lo que Jesús dijo a los fariseos en Mt 23. La religión no se trata de rociar perfume en un ataúd, o como blanquear una tumba. La hipocresía si trata sobre eso. El dogma católico invita a creer, adorar y servir a Dios correctamente. Nuevamente: el pecado y no la institución.

4. Una vez escuché esta: «El problema con la iglesia, es que nunca llega al núcleo. Es sólo la modificación del comportamiento, como una larga lista de tareas».

Reconozco que, para algunas personas, la religión se convierte en «cumplir requerimientos»: Misa el domingo, nada de carne el viernes, sentarse, pararse, arrodillarse, repite. Pero también es cierto que la iglesia es, para muchos otros, una experiencia conmovedora del Espíritu Santo, una transformación desde adentro por la fuerza de la gracia de Dios. Entonces ¿Por qué la iglesia penetra en algunas personas hasta la médula, pero para otros es sólo una experiencia superficial?

Esto puede ser por muchas razones. Sin duda, el pecado no le permita a una persona experimentar el movimiento del Espíritu a través de la iglesia. Lo hace rebelarse contra las responsabilidades del dogma, y le oscurece la mente, a lo que realmente está ocurriendo en la práctica de la fe católica.

A menudo, el catolicismo vuelve a la vida para una persona, una vez que se da cuenta del por qué se está haciendo lo que se está haciendo. Cuando sabemos por qué nos ponemos de pié al principio de la Misa, por qué nos arrodillamos durante la oración eucarística, por qué vamos a misa los domingos, por qué lo de no comer carne en ciertas fechas, por qué recibimos las cenizas en la frente, por qué la castidad, etc. La respuesta a esta pregunta es vital para vivir la experiencia del dogma.

5. En la universidad, hablando de historia del arte, una profesora dijo: «Porque si la gracia es como el agua, entonces la iglesia debe ser un océano. No es un museo para la gente buena, es un hospital para el pueblo».

La profesora tiene razón: así debe ser… y así es. Así es como la Iglesia Católica se identifica. No hay nada nuevo aquí.

¿La iglesia solo reza?

No. Claro que estar a los pies del Señor es la mejor parte. Pero la iglesia católica es universalmente muy activa (nota la redundancia, sabiendo que «católico» significa universal). Mucha gente ignora lo que la iglesia, como institución, hace concretamente en el mundo.

Más allá de evangelizar y cuidar la espiritualidad de sus adeptos, estamos hablando de una iglesia que hace más de lo que habla. A continuación unos escasos hechos importantes sobre la iglesia, que reconoce la ayuda de Dios para lograrlo:

1. La iglesia construyó hospitales para sanar a los enfermos, sin dinero y sin seguros. (Enciclopedia Católica)

2. Estableció orfanatos para ayudar a los pobres. (Enciclopedia Católica y www.familysearch.com)

3. Es la organización caritativa más grande en el planeta, llevando alivio y comfort a aquellos en necesidad. Fuente: Revista Forbes (http://www.forbes.com/lists/2005/14/Revenue_1.html) Solamente las instituciones «Caridades Católicas», «Alimentación para los Pobres», «Servicios Católicos de Socorro», «St. Jude» y «Segunda Cosecha De Estados Unidos», reúnen un total de USD$5,570 millones, que es mayor que la organización caritativa número 1, en la lista para Estados Unidos. Sigue observando la lista y encontrarás los «Hogares Del Padre Flanagan», «La junta Médica de la Misión Católica», «La Casa De La Alianza», y más. Añade las miles de otras obras de caridad, desde las que hacen misioneros a los pobres, «Amigos Por Cristo», comedores, albergues, hasta las órdenes religiosas (como «Misioneras de la Caridad») y parroquias individuales que a menudo hacen su trabajo en el anonimato, y podrás apreciar la magnitud de las obras de caridad de la Iglesia Católica. En Business Week, muestra también que la Iglesia Católica es la institución caritativa más grande en Australia.

4. Educa a más niños que ninguna otra institución escolar o religiosa. (http://cara.georgetown.edu/bulletin/index.htm)

5. Defiende la dignidad de toda vida humana, y apoya el matrimonio y la familia. Catecismo de la Iglesia Católica: 2270 La vida humana debe ser respetada y protegida absolutamente desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, al ser humano se le debe reconocer sus derechos como persona – entre ellos el derecho inviolable de todo ser inocente, de tener vida.

6. Desarrolló el Método Científico, con cuyo método se han originado todos los avances de la ciencia. Fuente: «Cómo la Iglesia Construyó La Civilización Occidental» por el Dr. Thomas Woods, página 94 en adelante. Y como estoy seguro que esto le hará ruido a muchos, les daré más referencias.

«Roger Bacon, un franciscano que enseñaba en Oxford, fue admirado por su trabajo en matemáticas y óptica, y es considerado como un precursor del método científico moderna. Al igual que Roger Bacon, San Alberto “el Grande” tuvo cuidado de señalar la importancia de la observación directa en la adquisición de conocimientos sobre el mundo físico. En su obra “De Mineralibus”, explicó que el objetivo de la ciencia natural no era “simplemente aceptar las declaraciones de los demás, sino investigar las causas que actúan en la naturaleza por sí mismos”».

Robert Grosseteste, obispo de Lincoln, ha sido reconocido como el primer hombre en escribir una serie completa de pasos para realizar un experimento científico. ¿Es necesario hablar de Copérnico, Kepler, Galileo, Tycho Brahe, Newton, Gregor Mendel, Huygens, Boyle, Haller, Mariotte, los Bernoulli, Euler, Linné, y muchos otros?

Como los defensores de la ciencia no se cansan de citar la tragedia de Galileo con la iglesia, les recuerdo al gran químico Lavoisier, quien murió fiel a su iglesia bajo la guillotina, mientras que los «pensadores libres» levantaban el grito: No necesitamos más químicos (en francés, claro). [véase “Etudes”, CXXIII (París, 1910), 834 ss.].

Solo del tiempo histórico transcurrido después de la Revolución Francesa se encuentran, en el volumen de Kneller, los nombres de muchos científicos creyentes, tomados sólo de la rama de ciencias naturales. Según Donat (“Die Freiheit der Wissenschaft”, Innsbruck, 1910, p. 251) entre los 8847 científicos enumerados en “Poggendorff de Biographisch-Literarisches Handwörterbuch “(Leipzig, 1863), hay no menos de 862 clérigos católicos, o casi el diez por ciento del número “(Enciclopedia Católica,” La ciencia y la Iglesia» J.G. Hagen, disponible en http://www.newadvent.org/cathen/13598b.htm).

Ver también:
«Notables científicos católicos»: http://www.catholicbook.com/AgredaCD/MyCatholicFaith/mcfc014a.htm
«San Alberto Magno», D.J. Kennedy, la Enciclopedia Católica,
http://www.newadvent.org/cathen/01264a.htm http://www.newadvent.org/cathen/13111b.htm
También hay información en http://www.newadvent.org/cathen/13598b.htm

Hay mucho más, investiga por tu cuenta y encontrarás más información de la que cabe en esta revista.

El mundo ha continuado su camino en una falsa libertad. Echando a un lado la autoridad de la iglesia, ningún organismo o institución nos enseña, ni muestra, ni obliga a identificarnos con el moralismo, las reglas, las normas y las prohibiciones; en un momento cometimos el error de aceptar una separación inexistente y optamos, libremente, por la otra parte: la descuidada.

Esta era una preocupación candente de los padres del Concilio Vaticano II. Ellos querían volver al balance inicial donde la promoción de la tolerancia y el respeto a la libertad de cada hombre iba unida a la concientización de sus obligaciones con la comunidad. Desde entonces la iglesia alienta a todos a volver a abrirnos hacia el mundo, para transformarlo desde dentro.

Así que al final, sea quien sea que gobierne, en el país que estés, trabajo, centro educativo y comunidades religiosas, deportivas o lo que sea, es responsabilidad tuya fomentar las cosas que no vayan en perjuicio de la fe y/o las buenas costumbres. Aquí en República Dominicana lo podemos vivir ahora mismo. Todo el tema de la «Reforma Fiscal», y de cómo el pueblo se ha unido para hacer sentir su voz, es el mejor momento. En esa oscuridad, es donde debemos ser luz. Seas católico o no, la invitación que hace la misma iglesia, no es a quedarnos quietos como estatuas, sino a unirnos al ritmo de cambio de la sociedad. Dentro de la misma sociedad, podemos transformarla.

No por casualidad Jesús nos pidió que, además de ser sal, fuésemos luz. Nada se mueve más rápido hacia adelante que la luz. La mejor manera de terminar con la oscuridad es mover la luz hacia ella y hacerla desaparecer.

La iglesia seguirá «metiéndose», y lo hace como una madre con la vida de sus hijos. Lo hace porque su misión no es solo salvar el espíritu, es preservar la vida de todo el mundo, buenos y malos, creyentes y no creyentes. La iglesia es una madre muy sabia, y la próxima vez que sientas que la iglesia no debería meterse, te invito a que investigues primero qué información tiene la iglesia, para hacerlo. Por algo nuestras madres nos decían «no metas el dedo en el tomacorrientes». Nosotros lo ignorábamos, pero ella sabía lo que pasaría si lo hacíamos.

Conoce la iglesia, te sorprenderás muchísimo.

Fuente: REVISTA ION CORRIENTE ALTERNA | Edición 07.

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