Testimonio de Luz – Stefany Hérnandez Vólquez (Flia. Vólquez Martínez) «Bendecido por un Dios amoroso y fiel»

Por , febrero 1, 2022

El amor de Dios se manifiesta en la familia. La familia es la bendición más grande recibida desde que llegamos a este mundo. Son nuestro soporte, nuestra protección, nuestro consuelo y la máxima representación de nuestro Señor. “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo». (Génesis 1, 27-28)”. Dios nos llama a multiplicarnos y a que administremos de manera apropiada todo lo que habita a nuestro alrededor. 

Mi familia, mi vida no sería la misma sin ellos. Mis abuelos se encargaron de inculcar en sus hijos (mi madre y tíos), el valor de la fe y el amor a nuestro Dios. “La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres. (Proverbios 17, 6)”. Mis abuelos sembraron la Palabra de Dios en nuestros corazones y cosechamos constantemente los frutos de vivir en su presencia.

Aunque el llamado de Dios es único y especial con cada persona, la fidelidad del Señor se manifiesta en las generaciones de aquellos que lo buscan. Cuando las cabezas de las familias viven bajo el amparo del Todopoderoso, sus descendientes tienen una luz especial y son llamados constantemente también a vivir en la presencia de Dios. “Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6, 6-7).

El amor, definido por las escrituras bíblicas, es totalmente manifiesto en la familia. A partir de este núcleo de la sociedad, se refleja la búsqueda del ser humano tanto en las escrituras como en la fe. Dios nos llama a ser puros y dar ese amor que Él primeramente nos dio. “El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia, sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.” (1 Corintios 13, 4-7).

Hay situaciones en la vida que nos llevan de manera misteriosa a acercarnos más a Dios y a conocerle desde una perspectiva mucho más compleja. Nos permiten ver su gloria y su poder sobrenatural, dándonos así, a través del Espíritu, el soporte y consuelo que necesitamos en medio de las tribulaciones. Hace poco más de tres meses, mi familia y yo experimentamos la pérdida de uno de nuestros integrantes. Mi primo Joel Vólquez, con apenas 29 años de edad, partió a la presencia de Dios. 

Ha sido el dolor más grande que hemos experimentado como familia, fue una partida repentina y que nos dejó profunda tristeza. Mi primo fue, es y será muy amado por la familia. Sabemos que, está cubierto por esa gracia y misericordia de Dios. Tenemos la certeza de que él habita en un lugar hermoso junto a nuestro Señor y que desde allí cuida de todos nosotros. A raíz de su partida, pude ver la mano poderosa de Dios obrar en mi familia, dándonos la fortaleza y la fe para aceptar lo sucedido y seguir confiados en la providencia divina del Señor. Sabemos que
algún momento, todos estaremos reunidos nuevamente en el cielo.  

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana». Mateo 11, 28-30.

En estas ultimas líneas, quiero expresar la profunda admiración y amor que siento por mi tío Augusto (padre de mi primo Joel). Es una persona llena de amor, fe, fortaleza, dominio propio, dedicación, entre otras virtudes. 

Sé que Dios lo seguirá bendiciendo, porque ha sido un ser ejemplar en todas las áreas de su vida. Dios puso en mi corazón y en mi mente hacer este escrito especialmente para él. Porque él es el reflejo de lo que somos como familia. El reflejo de lo que es el amor. Dios, a través de él, nos dio la hermosa bendición de tener a Joel y de que estuviera con nosotros durante su vida terrenal. Gracias le damos a Dios por él. “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. Salmo 91. ¡Gracias Señor, por el don de la familia!

 

Stefany Hérnandez Vólquez

(Familia Vólquez Martínez)

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