Iglesia Doméstica – ¡Reunión de Familia que salva! por Luis Marino López y Lourdes Salazar Rodríguez

noviembre 1, 2022

A los que tienen la hermosa gracia de participar, de pertenecer, de convivir y de compartir con la vocación esencial de ser una familia, guiada y conformada para agradar a Jesús, nuestro Señor: Es Dios quien nos hace un llamado a reafirmar la “misión” de “Reunir” personas, a anunciar la “Buena Nueva”, que es su Palabra, muy especialmente desde las familias, y constituirlas en un cuerpo activo que verdaderamente crea en Jesús Resucitado. Para que, como Mesías, lo acepten a Él, vivan sus enseñanzas y estén unidos en una organización llamada Iglesia; la cual fue creada por el mismo Jesús, como su cuerpo místico. 

Iglesia Doméstica es un movimiento de la Iglesia que procura acercar las familias a Dios, a través de la implementación de prácticas cristianas en el hogar, con miras a fortalecer y hacer permanecer la presencia de Dios Padre, en cada persona, familia y sociedad.  

El ejercicio y fortalecimiento de la fe requiere de sólidos hábitos de oración (personal y comunitaria), de la meditación de la Palabra de Dios, de la participación (activa) en la Iglesia, y de una guía consciente de prácticas de fe que forjen continuamente la relación de cada persona con Dios; esta relación debe iniciar en el hogar, con los padres o tutores como sus principales promotores para que se constituya en una fuente primaria e idónea para guiar a niños y jóvenes en el conocimiento y gozo de la presencia de Dios en sus vidas. 

“Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra… Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y los bendijo Dios, diciéndoles: «Sean fecundos y multiplíquense ..»  ”

Al leer el libro de Génesis 1, 26-28, confirmamos que la familia fue instituida por Dios desde el principio, para que se reúnan y practiquen la fe en el hogar: Dios creó la familia como fuente, origen y centro del crecimiento correcto y perfecto del ser humano; su “reunión” debe constituirse en un encuentro de amor, pues se suscita un encuentro con Dios cada vez que la familia se reúne para hablar de Él, para hablar con Él, para estar con Él y en Él; teniendo claro que se emprende y se consolida una relación cercana con Dios y los demás miembros de la familia, a través de: la oración personal, la oración comunitaria e intercesora, pero sobre todo, de la oración constante. 

Este aprendizaje debe iniciar en el seno de la familia; por lo que, debe de ser, en principio, en la casa donde vivimos y con las personas que la compartimos, propiciando la entrada y la permanencia de Dios en esa casa que es nuestro hogar y donde se construye un hogar de Dios que es, al mismo tiempo, la construcción de una “Iglesia Doméstica”. 

Las prácticas de fe desde el hogar ayudarán a disminuir los cismas que con frecuencia quiebran la unidad de la Iglesia, provocados principalmente por el enemigo (Satanás); al ser este, el oponente permanente de su fundador, Jesucristo (Dios y hombre). 

La Iglesia Doméstica es una reunión con el amor (que es Dios) y el grupo familiar que la constituye. Este encuentro debe ser sencillo, sin protocolos complicados entre los miembros, manteniendo siempre el respeto, la consideración y las actuaciones sinceras que exigen el trato con Dios. 

Pues Él lo ve todo, lo sabe todo y quiere lo mejor para todos, partiendo siempre de la verdad y la vida, que es Cristo. Estas reuniones estimulan, construyen y conservan la vida en gracia, como un medio para estar cerca de Dios; lo que nos garantiza: protección, crecimiento, paz y, sobre todo, el propósito de alcanzar la vida eterna. 

Iglesia Doméstica promesas que aplican: 

“Instruye al niño en su camino y aún cuando fuese viejo no se apartará de él”. (Proverbios 22, 06) 

Pasos para la Reunión 

Se debe definir un coordinador de la reunión que hará las veces de sacerdote de la familia, preferiblemente esta función debe ser llevada por el padre de la familia. Puede sustituirse por la esposa, o uno de los hijos que tenga el don de la administración del tiempo y el don de la palabra, guiado por el Espíritu Santo. Cuidar a cada miembro de su familia para que sean salvos.

  1. Convocatoria amorosa a la Reunión. 

  2. Establecimiento de día(s) y hora a la semana para celebrar la Reunión. 

  3. Establecimiento del lugar y/o el espacio que se defina para la celebración de la Reunión.

  4. Saludos fraternales al inicio del encuentro entre los miembros de la familia e invitados “si los hay”. (5 min.) 

  5. Tiempo de gloria y alabanza e invocación al Espíritu Santo. (5 min.)

  6. Oración de inicio (para invocar a Dios y contar con su presencia). (3 min.) 

  7. Recordar y comentar el tema de estudio y reflexión de la reunión anterior. (7 min.) 

  8. Lectura de la lección del día (puede usar la sugerida por tu Iglesia). Como recomendación: Hacer una Primera Lectura del Antiguo Testamento, (algún fragmento o capítulo), una parte de un Salmo o proverbio (puede leerse entero o un fragmento); en días especiales o de precepto, hacer una Segunda Lectura (fragmento o capítulo) preferible de escritos de san Pablo u otra parte del Nuevo Testamento, y como parte principal de la lectura, leer un fragmento o capítulo de uno de los Evangelios, lectura que debe hacerse con la mayor solemnidad posible. (7 min.) 

  9. Reflexión y comentario de la lección del día después de la lectura. (13 min.) 

  10. Acto de contrición comunitaria, donde se invita a la comunicación íntima y particular de cada participante, para presentarle a Dios nuestra situación de pecado (oración guiada por el padre o su líder coordinador, entregando un tiempo de reflexión silente a Dios). (3 min.)

  11. Oración de acción de gracias a Dios por el perdón concedido a quienes le entregaron sus pecados, con un corazón contrito. (2 min.) (A cargo del padre o líder coordinador).

  12. Oración comunitaria hecha por cada participante y respaldada por el resto de la comunidad, expresada por la manifestación: “Nosotros nos ponemos de acuerdo para glorificar, para alabar, para pedir y para agradecer a Dios “. (15 min.) 

  13. Bendición final. (A cargo del sacerdote de la familia). 

¡¡¡Compartir fraterno!!! 

Sin duda alguna, ya que nos apoyamos en el don de la fe que Dios nos da por su gracia y su poder, afirmamos que la Iglesia Doméstica es: Re-Unión de familia que salva a sus miembros, quienes aprovechando estos encuentros permiten que el amor de Cristo Jesús Nuestro Señor y Salvador penetre y more en sus corazones; para que cada fiel encuentre y siga el Camino de la Salvación, para llegar a la vida que es Cristo y morar allí por los siglos de los siglos. Gozando siempre de la salvación que con la ayuda del Espíritu Santo alcanzaremos y mantendremos por toda la eternidad. Bendiciones.

– Luis Marino López y Lourdes Salazar Rodríguez

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