HORA SEXTA

octubre 31, 2025

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL PAN DE CADA DÍA

 

El pan de cada día

dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;

convierte en alegría

nuestras labores buenas

y acaricia el dolor de nuestras penas.

 

¡Horas de tedio largas

sin la presencia buena de tus manos!

¡Ay, las horas amargas

nos vuelven inhumanos,

si no abrimos el alma a los hermanos!

 

Santifica el momento

de este ruido tenaz, de esta fatiga.

Busquemos el aliento

de tu presencia amiga

que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Que tu bondad me consuele según tu promesa.

 

Salmo 118, 73-80

 

Tus manos me hicieron y me formaron:

instrúyeme para que aprenda tus mandatos;

tus fieles verán con alegría

que he esperado en tu palabra;

reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,

que con razón me hiciste sufrir.

 

Que tu bondad me consuele,

según la promesa hecha a tu siervo;

cuando me alcance tu compasión, viviré,

y mis delicias serán tu voluntad;

que se avergüencen los insolentes del daño que me hacen;

yo meditaré tus decretos.

 

Vuelvan a mí tus fieles

que hacen caso de tus preceptos;

sea mi corazón perfecto en tus leyes,

así no quedaré avergonzado.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Que tu bondad me consuele según tu promesa.

 

Ant 2. Protégeme de mis enemigos, Dios mío.

 

Salmo 58, 2-6a. 10-11. 17-18: ORACIÓN PIDIENDO LA PROTECCIÓN DE DIOS ANTE LOS ENEMIGOS

 

Líbrame de mi enemigo, Dios mío;

protégeme de mis agresores,

líbrame de los malhechores,

sálvame de los hombres sanguinarios.

 

Mira que me están acechando,

y me acosan los poderosos:

sin que yo haya pecado ni faltado, Señor,

sin culpa mía, avanzan para acometerme.

 

Despierta, ven a mi encuentro, mira:

tú, el Señor de los ejércitos,

el Dios de Israel.

 

Estoy velando contigo, fuerza mía,

porque tú, ¡oh Dios!, eres mi alcázar.

 

Que tu favor se adelante, ¡oh Dios!,

y me haga ver la derrota del enemigo.

 

Pero yo cantaré tu fuerza,

por la mañana aclamaré tu misericordia;

porque has sido mi alcázar

y mi refugio en el peligro.

 

Y tocaré en tu honor, fuerza mía,

porque tú, ¡oh Dios!, eres mi alcázar.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Protégeme de mis enemigos, Dios mío.

 

Ant 3. Dichoso el hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.

 

Salmo 59 – ORACIÓN DESPUÉS DE UNA CALAMIDAD

 

¡Oh Dios!, nos rechazaste y rompiste nuestras filas;

estabas airado, pero restáuranos.

Has sacudido y agrietado el país:

repara sus grietas, que se desmorona.

 

Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,

dándole a beber un vino de vértigo;

diste a tus fieles la señal de desbandada,

haciéndolos huir de los arcos.

 

Para que se salven tus predilectos,

que tu mano salvadora nos responda.

 

Dios habló en su santuario:

«Triunfante ocuparé Siquén,

parcelaré el valle de Sucot;

 

mío es Galaad, mío Manasés,

Efraím es yelmo de mi cabeza,

Judá es mi cetro;

 

Moab, una jofaina para lavarme;

sobre Edom echo mi sandalia,

sobre Filistea canto victoria.»

 

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,

quién me conducirá a Edom,

si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas?

 

Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil.

Con Dios haremos proezas,

él pisoteará a nuestros enemigos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.

 

 

LECTURA BREVE Ba 4, 28-29

 

Como os inclinasteis a apartaros de Dios, así convertidos lo buscaréis diez veces más, pues el que trajo sobre vosotros el castigo, os traerá con la redención la eterna alegría.

 

V. Del Señor viene la misericordia.

R. Y la redención copiosa.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Señor Jesucristo, tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación mientras el mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos ilumine siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

COMENTARIOS

¡Deja un comentario!

OTROS ARTICULOS
Inscríbete a Nuestro Boletín

Y se el primero en recibir las últimas noticias y novedades de nuestra revista y website.