Testimonio de Luz – Rosa Julia Belén «Una Cirugía sin Bisturí y Gratuita»

Por , abril 1, 2022

Me llamo Rosa Julia Belén, de la parroquia San Juan Bosco. Padezco de cáncer de médula. En el transcurso de esta enfermedad, tuve la primera manifestación del Señor un viernes primero de mes, dedicado a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. En ese momento, pasaba por una de las peores crisis que he vivido en todo el proceso. Ese día, estando en cama, prácticamente sin poder ponerme en pie, mi madre se encontraba en la Iglesia orando en una adoración al Santísimo.

En medio de dicha adoración, mientras ella contemplaba al Señor resplandeciente en la custodia, en mi casa yo podía sentir cómo alguien me sostenía y hasta llegué a pensar que había llegado la hora en la que el Señor me llamaba para irme con Él; pero fue en ese momento donde comenzó mi recuperación.

No obstante, la situación volvía a tornarse un tanto compleja, pues como madre también tuve que lidiar con una de las experiencias más difíciles e insostenibles como lo fue la muerte de mi único hijo, quien sufrió un paro cardíaco y por ser tan joven no lo pudo resistir. Ya podrán imaginarse el dolor tan grande que sufrí sumado a mi problema de salud.

Debido a ese sufrimiento, mis defensas bajaron y mi situación de salud se agravó. Tuvieron que volver a darme quimioterapia y como uno de los efectos de la enfermedad, comenzó a sobresalirme un hueso por la encía. Dada mi situación, había el temor de una cirugía por lo que mi médico oncólogo, el Dr. Sócrates Sosa, se puso de acuerdo con mi odontólogo, el Dr. Delgado, para realizarme la cirugía y poder extraer ese hueso.

Al tiempo de poner todo en las manos de Dios y estando todo listo para la cirugía, el día 2 de diciembre del 2020, me mandaron a desayunar pesado dado que probablemente sería la única comida que recibiría ese día. Cuando terminé de desayunar procedí a higienizar mi boca para luego llamar el taxi y dirigirme al dentista.

En ese proceso, usé un enjuague bucal y al expulsar dicho enjuague, el hueso que me sobresalía, también cayó; fue tan grande el impacto que caí de rodillas alabando al Señor y llorando de alegría.

Me dirigí entonces a mi dentista, con la evidencia en manos, y el doctor, un tanto sorprendido, me dijo: “Usted es una mujer bendecida”; y cuando me evaluó parecía que habían pasado varios días de una cirugía que clínicamente no me realicé. Tanto así, que no tuvo que indicarme ningún tipo de antibiótico sino tan solo vitamina C y entonces me mandó a retirar de la Caja del consultorio, el dinero que había pagado en depósito para la cirugía programada.

Hermanos, para Dios nada es imposible y mientras más grande es la prueba más grande es su gloria. Dios es real y si hizo eso conmigo, lo puede hacer contigo también.

 

Rosa Julia Belén

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